El restaurante Ropino se encuentra un poco antes de llegar a El Raso, pedanía de Candeleda, al que se accede desde la carretera CL-501 a la altura del km 86 si se viene desde Candeleda dirección Madrigal de la Vera.
El restaurante en sí consta de una gran terraza cubierta para el verano y un amplio salón interior precedido de la barra del bar. Al llegar pronto, un poco antes de las 14:00 h., pude coger sitio cubierto en el parking y una buena mesa con estupendas vistas (se llega a ver algo del embalse del Rosarillo). Parece que es recomendable reservar en verano y festivos, desde luego cuando termine la terraza y el parking estaban llenos.
Las intalaciones adecuadas y el entorno es muy agradable, el que quiera si el tiempo acompaña puede darse un chapuzón en las piscina natural junto al jardín. El servicio muy atento, las camareras muy simpáticas, se las ve preparadas para atender avalancha en los días de más trasiego del verano.
Carta típica que ofrece platos caseros y sin complicaciones, manda el producto. Pedí el plato que supongo más típico de la zona (solomillo hay en todos lados), las chuletitas de cabrito a la plancha, muy ricas, bien de cantidad(8), mitad de palo y mitad de aguja, las patatas caseras y con una pequeña guarnición de pimientos y champiñones de bote que podían haber obviado. No pedí las patatas revolconas que me dijeron que eran la especialidad, por eso de guardar la línea. El flan de queso de postre bueno. A todo esto le añadimos un tercio de cerveza, un cafe cortado y un chupito tamaño pinta a cuenta de la casa y salí más que satisfecho y bastante contento por menos de 23 euritos.
Relación calidad precio de 7, un sitio a tener en cuenta cuando se quiera salir a un restaurante sin asumir riesgos ante lo desconocido.